Como siempre, NYC perfecta, increíble, sorprendente... no importa que ya haya estado antes, me sigue pareciendo bonita, curiosa, divertida...
Esta vez, como diferencia a la última vez, he ido con más gente, lo que nos ha permitido, por ejemplo, alquilar una limusina para pasearnos por Manhattan, llegar hasta Brooklyn y pasarlo de lujo dentro. Parece una tontería pero mola salir del musical y tener una limu esperando en la puerta, a la que la gente le está haciendo fotos. XD
Las anécdotas de esa noche sólo las puedo contar entre amigos, pero no las voy a olvidar nunca jajajajajajajajajaja Gran noche.
Washington la definiré como la ciudad de las prohibiciones y los grandes contrastes.
Y es que en el centro de la ciudad se veía gente con trajes de chaqueta, super puestos todos, ejecutivos con portátiles y maletines, todo como muy elegante y tal... Mientras que en algunos bancos o rincones se veían personas sin recuersos, "homeless" o "sin-techo" en español, pidiendo o simplemente tirados con una mantita durmiendo... No me gusta eso.
También podría decir que es la ciudad donde más gente borde y antipática nos hemos cruzado, pero puede que haya sido mala suerte... Lo que sí es cierto es que es la ciudad donde más carteles prohibitorios he visto en mi vida, sin contar la "visita" al Pentágono (y digo "vis
ita" porque apenas te puedes acercar al edificio sin que suene una alarma y salga la policía echándote una bronca considerable - nos pasó -), donde no puedes hacer fotos y lo único que está permitido es ir a ver el Memorial a los muertos del 11S del Pentágono (que ni es bonito ni ná).Lo mejor de Washington fue el partido de la NBA que vimos, Wizards contra los Lakers de Pau Gasol. Fue nada más llegar a la ciudad y fue cuando empezamos a ver la bordería de la gente...
(Imagen de todo lo prohibido dentro del metro)
Philadelphia también es bastante ciudad de contrastes, teniendo un centro de la ciudad con rascacielos y edificios super lujosos y luego una parte de casitas pequeñas, donde las clases medias viven de forma más humilde.
Nuestro hotel estaba a tomar por el ojete y vimos perfectamente ese cambio entre el exterior de la ciudad y el interior.
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