Trás el partido, con la alegría del momento y una sonrisa marcada en la cara, fui a cenar al centro con mis compis de bádminton. Mis compis, que pueden tener una media de 40, pero que son unos fenómenos, y con los que se pasa un buen rato.
Comimos en un restaurante (no me acuerdo del nombre...), que está en la calle del antiguo NYX (digo antiguo, porque lo han cerrado; va a convertirse en una cafetería del Liceo... vaya cambio,eh?), la primera bocacalle de calle Álamos viniendo de la Merced. Doy tantos detalles porque realmente está muy bien. No es para ir todos los días... pero os lo recomiendo, ok?
Después de la cena fuimos a un pub, sala Kimbara, haciendo esquina en la calle del Sonic. El dueño es un chaval del club, así que estábamos en familia totalmente. Hubo copichuelas, chupitos, bailoteos... y me esperé para poder volverme con Lola, que había traído su coche.
Camino del coche, llegando ya... Susana se da cuenta de algo... "Lola!!! Dejaste el coche en el Paseo de los Curas, no?" (º_º!) Ohhh, madre mía !!! Yo, que pensaba que volvería temprano y en coche a mi casa... Tuvimos que ir al depósito para recoger el coche, en el quinto cojón, perdido por la estación de tren... callejeando se llega... o no, porque yo sería incapaz de llegar sola hasta allí. Cuando por fin tuvimos el coche, me llevaron a mi casa y pude dormir, que lo necesitaba exageradamente. Una noche inolvidable, desde luego.
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