El vuelo París-NYC fue genial porque Émilie y yo nos pusimos al día de nuestra vida, estuvimos jugando con el aparato que traía la pantalla del asiento y podíamos ver pelis o escuchar música.
Sin embargo, cuando llegamos allí, el control de pasaportes impresiona. Estás en fila y pasas por un puesto con un policía, que coge tu pasaporte, te mira, te pregunta qué haces allí, dónde vas, a qué te dedicas... y luego te hace una foto y te toma las huellas dactilares.
Una vez pasado este susto, llega uno mayor: mi maleta se ha quedado en París (de ahí la foto en el aeropuerto, con las manos casi vacías). Así que descubrí la oficina del Air France en el JFK y esa noche dormí con la incertidumbre de no saber cuándo llegaría mi maleta... (por suerte, esa misma noche la tenía en el albergue).
El albergue... una cutrería. No me extraña que valiera sólo $35 la noche, con desayuno incluido. Dormíamos en una gran habitación unos 14. Era amplia, eso sí, pero si uno roncaba... pufff
Os contaré más en otra ocasión.
Chau !!!!!!
(sois unos mamones. me voy 10 días y nadie se digna a comentar nada... si es que...)
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