Con un piloto que no tuvo mucha suavidad en el aterrizaje, llegamos a Zaragoza, ciudad de muuuucho viento. Visitamos a la Pilarica y sus alrededores, nos tomamos nuestras cervezas en la happy hour y descubrimos el Izarrán, donde es difícil resistirse a sus pinchos.
Por supuesto, no faltó la visita a Samper de Calanda, sus rincones, sus gentes y su fabulosa panadería de horno. Vimos el famoso tambor de Alba, comimos como reyes y nos trajimos dulces y bollerías de souvenir. XD
Parece que se acabó el tour por España...
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