viernes, 24 de julio de 2009

La noche que conocí al chaval con la camiseta verde... cuyas armas letales eran una pajita y su bocaza...

Noche de jueves. He llegado a casa cerca de las 23 horas, sin cenar, tras una tarde con clase de alemán y un partido bastante "calentito" (en todos los sentidos) en Alhaurín. Estoy cansada y sólo quiero ducharme, cenar y... ¿¿Salir?? ¿¿Hoy?? Ufffff

Cuesta arrancar. Pensar en qué me voy a poner, porque no quiero complicarme, quiero ir cómoda, pero sin ir hecha un desastre (como normalmente voy jajajajajaja) y salgo con las llaves del coche en el bolso pero con intención de coger el bus. ¿Lo cojo o no lo cojo? ... Si me quiero volver pronto... ...
Finalmente, espero un rato al transporte público y al llegar al centro me doy cuenta de la poca gana que tengo de estar allí. Si a esto le sumamos que toda calle que piso está mojada y que hago pequeños patinazos peligrosos... Si le sumamos que en plena Calle Larios hago una caída tipo "una pierna p'allí y la otra p'allá"... Me quedo en el suelo, con una mano apoyada en él, soltando una que otra palabrota y preguntándome por qué realmente voy a salir...

Por fin llego al punto de encuentro. Y poco a poco todo cambia. El pesimismo deja paso a ganas de bailar. Conocí un chico la mar de interesante. No le importó acoplarse en una foto, no supo llegar a la conclusión de que el "momento foto" había terminado, no se coscaba que el firtreo con la pajita en el pelo no molaba... Y cuando me preguntó qué éramos y yo le dije to convencía "azafatas!!", él sólo me dijo "ah, pues yo, abogado". Y al poco tiempo, el gran crack suelta por su boca "oye, ¿me invitáis a un cubata?" ¬¬ Pienso... "Sí, el chaval ha dicho eso, Mar." Por supuesto no le invitamos, pero es digno de admiración la poca vergüenza que le echó el prenda... Ole ahí !!

En fin... historias de las noches de verano...

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