domingo, 6 de septiembre de 2009

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Ayer, cansada de estudiar una asignatura de esas que apestan, me puse a buscar algo que quería llevarme a Suiza. Como me ocurre en estos caso, no lo encontré, y en cambio, di con mis bolas de malabares.

Tres bolas de malabares que todavía no sé manejar. Creedme que lo he intentado pero creo que soy inútil para los malabares, o me falta coordinación o no doy con el punto exacto de velocidad y dirección en el impulso de las bolas.
Llega un momento en el que me siento impotente, porque por más que lo intento las bolas terminan en el suelo y yo agachándome una y otra vez. Y las dejo de nuevo en su bolsa.
(con lo fácil que parece cuando lo hacen otras personas...)

Entonces vuelvo a mis apuntes y veo cierta similitud en lo sucedido. Hacer teleco es como hacer malabares, si tienes facilidad para eso, genial, porque te resultará más llevadero; pero si eres de esos que te metiste ahí porque no sabías dónde te metías... Las bolas caen una y otra vez y terminas con agujetas de agacharte. Empiezas a replantearte si quizás no sería mejor intentarlo con unas cariocas o con un diábolo. Pero ya tienes compradas las bolas... Habrá que aprender a manejarlas, no?

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