Reencuentros en menús sin sabores caseros

Poco a poco estamos llegando todos a Lausanne. Los reencuentros son bonitos porque, aunque no hace tanto que nos fuimos y el tiempo se ha pasado volando esta navidad (que nadie hemos hecho mucho en cuanto a estudios...), parece como si a cada uno en su ciudad le faltara algo, un poquito de mundillo erasmus y su gente.
Recuerdo que me sorprendí la primera cena que tuve en Málaga porque el ketchup era gratis y podía coger tanto como quisiera, también tuve la tentación de llevarme un vasito de chupito una noche y me sorprendieron los precios de las cervezas y las copas que me tomé esta navidad. Todo por culpa del chip erasmus.

Los exámenes se acercan, como nunca antes se me habían acercado en estas fechas y, para no perder la costumbre, voy mal de tiempo. Así que los reencuentros se están produciendo más en la epfl que en ningún otro sitio de Lausanne. En la hora de comer y en el tiempo de estudiar, porque ya nos hemos puesto las pilas y hay que darlo todo, que este erasmus no es de los que te regalan, aquí se suda (y esto es la expresión, porque hoy más bien hemos pasado un frío del carajo en la sala donde hemos estado - porque la biblio se peta después de las 8:30am - ).

Eso sí, a diferencia de la veneciana Málaga, aquí se sale de la universidad para ir a casa y puede que esté nevando un montón, lo que influye a la hora de coger el metro, porque no hay cohone de correr para llegar a tiempo, por miedo a pegar el resbalón de tu vida.

Qué bonita es la nieve... pero Qué peligrosilla puede resultar ser...
... al menos, ya estoy calentita en mi cuarto XD